El buen gobierno es un conjunto de prácticas y principios que aseguran la transparencia, la ética y la eficiencia en la gestión pública. Según la OCDE, este enfoque se basa en la adopción de procesos responsables, que promuevan la participación inclusiva, la rendición de cuentas y el respeto por los derechos humanos. Implica tomar decisiones informadas, cumplir con los principios de equidad, y garantizar que cada proceso sea supervisado con integridad y responsabilidad. 

Por su parte, el CONPES 4070 de Gobierno Abierto resalta la importancia de promover la participación de la ciudadanía, la transparencia en la gestión pública y el acceso a la información como pilares fundamentales para fortalecer la confianza entre las instituciones y los ciudadanos. 

El buen gobierno, por tanto, no solo busca la eficiencia administrativa, sino también una relación de confianza y diálogo abierto entre la entidad y sus grupos de interés, contribuyendo a la mejora continua de los procesos y servicios.