Los estudios sobre plantas medicinales han descrito una gran variedad de constituyentes químicos, cuyas estructuras diversas y complejas han sido determinadas como causantes de distintas actividades biológicas. Ejemplo de los anteriores son los terpenos, flavonoides, alcaloides, compuestos aromáticos, lactonas sesquiterpénicas, etc., que se han destacado por su actividad antiviral, antibacteriana, antitumoral, hipoglucemiante, hipotensiva, antiparasitaria, antidiarreica, sedativa, antiinflamatoria y antiespasmódica, entre otras.

Colombia es uno de los países más ricos del mundo en materia de biodiversidad, y en cada una de sus regiones se usan plantas con fines medicinales. Estas condiciones permiten divisar el potencial existente para desarrollar productos fitoterapéuticos con amplia variedad de aplicaciones y exitosa comercialización. El desarrollo de estos debe comenzar con la implementación de agrotecnologías apropiadas que eviten el extraccionismo fomentado hasta ahora por el afán económico. La implementación de una ruta de producción que abarque sucesivamente las materias primas, la caracterización química, la valoración de la toxicidad, la actividad biológica de interés y la armonización con los conocimientos etnobotánicos de cada especie, puede conllevar alternativas notables y accesibles que trasciendan incluso los mercados a nivel mundial.